El pasado seis de julio en el municipio de Corinto, al norte del Cauca, se presentó la primera cooperativa de productores de Cannabis para usos medicinales, como parte del proyecto de manejo integral y alternativo del cultivo de Cannabis, que tiene respaldo del Gobierno Nacional.

Un encuentro inédito en una región centro del conflicto armado y del narcotráfico durante décadas, en el que participaron los ministros Alejandro Gaviria (Salud), Eduardo Londoño (Justicia), el presidente del Congreso, el rector (e) de la Universidad Nacional, además de senadores, alcaldes, campesinos, indígenas y la prensa.

La cooperativa “Caucannabis” vincula los cultivadores de municipios de Miranda, Caloto, Jambaló y Toribio. El proyecto fue asesorado por el Ministerio de Trabajo en la capacitación de los asociados para su conformación legal y estatutaria. La Universidad Nacional estructurará el proyecto para el centro de investigación con recursos del Gobierno Departamental; por su parte los ministerios se comprometieron en el acompañamiento del proceso de licenciamiento que establecerá la ley que acaba de ser sancionada por el presidente de la república el pasado 8 de julio.

El Ministro de Salud se refirió al fracaso de la guerra contra las drogas: “una guerra contra las personas” y dijo que éste momento marca el “comienzo de una oportunidad de redención” para esa región del país. Así mismo el Ministro de Justicia expresó que busca presentar un proyecto para la revisión de procesos penales de pequeños cultivadores campesinos e indígenas.

Este compromiso entre gobierno y cultivadores se convierte en un hecho histórico, enmarcado en el proceso de paz y posconflicto que se lleva a cabo en Colombia y que representará un desarrollo alternativo y una oportunidad de negocios para varias familias del Cauca.

Es un primer paso en un camino que se vislumbra prometedor en el proceso de re significación del Cannabis, una planta que, más allá de los prejuicios en torno a ella, ha sido parte de las civilizaciones durante miles de años y cuya introducción en América del sur es relativamente reciente; el Cannabis llegó a América con los conquistadores en el siglo XV.

En Colombia la bonanza del Cannabis se dio alrededor del narcotráfico, que por décadas se las ha arreglado para acceder a la producción de cultivadores campesinos que a su vez encontraron una salida económica a una precaria situación en medio de la guerra.

En la actualidad comenzamos a entender el potencial medicinal e industrial del Cannabis y se vuelve urgente la integración de la ciencia para la investigación y desarrollo de productos con altos estándares de calidad, a partir de prácticas de cultivo orgánicas, sostenibles y benéficas con los suelos y el medio ambiente, lo que seguramente requerirá un plan de limpieza de las tierras que han sido fumigadas y contaminadas con agentes nocivos como el glifosato, además de un trabajo de educación con las comunidades que involucre cultivadores, investigadores, académicos, médicos y organizaciones.

En las personas, los cannabinoides ayudan en los tratamientos de muchas enfermedades. Los complejos Sistemas Endocannabinoides de los humanos parecen encontrar un balance óptimo al ser estimulados por el trabajo conjunto de las diversas sustancias producidas por esta planta.

Debemos replicar esa sinergia entre las personas y unir esfuerzos por el desarrollo del Cannabis en Colombia.

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